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Mi segundo triatlón

Siempre han dicho que las segundas partes nunca fueron buenas. En el caso de mi amigo fue algo mejor, pero tuvo sus destellos cómicos, por supuesto.
Mi amigo se dispuso a hacer su segundo triatlón, sólo dos semanas después del primero y con la lección bien aprendida, así que el día de antes preparó los materiales necesarios para la carrera, esta vez eligiéndolos un poquito mejor. Se lo dejó todo preparado para «llegar y poner».
Llega la carrera. Comienza la natación y el tío baja en 4 minutos el tiempo de la pasada edición (de 14′ a 10′ los 500 metros). Aquí la transición era más larga (el primero la hace en unos 4 minutos, cuando en la otra edición en 1 minuto raso la hacía). Mi amigo llega a la zona de transición lo más rápido posible, se quita la combi, se viste y cuando se va a poner el dorsal, este sale disparado. Va como loco a buscarlo y se da cuenta de que está roto.
Oh, qué bien, sin dorsal no se puede seguir. Y el tiempo sigue corriendo…
Finalmente encontró el modo de hacer un agujero y pasar una goma de reserva que se guardó…y el tiempo sigue corriendo…
Total, 8 minutazos de transición, ahí, con un par!
El tío siguió contra viento y marea hasta terminar la carrera. Lo mejor era ver las fotos. Todo el mundo con su dorsal colocado bien y mi amigo con el dorsal a la virulé.

Venga amigo mío, a la tercera irá la vencida. Queremos que te pase algo más escatológico para poder contarlo aquí 🙂

El primer triatlón

Tengo un amigo que participó en un triatlón allá en el mes de Agosto. Como era su primera participación decidió apuntarse al trazado corto que consta de 500 metros de natación, 22 kms de bicicleta y 5 kms corriendo. Se propuso hacer 1h30, y no se quedó lejos de sus pronósticos (hizo 1h31’30») aunque tal y como se desarrolló la carrera, pudo hacer 5 minutos menos fácilmente.

La competición comenzaba a las 8h40 y el tío llegó a 1 minuto de la salida con el neopreno sin poner y con el gorro y las gafas en la mano. Al dar el pistoletazo de salida mi amigo seguía sin estar listo. Empezó último la competición (hay que tenerlos gordos).
Tras hacer el trazado de 500 metros y adelantar unas 30 posiciones (100 de 130 aprox), mi amigo corrió la zona de transición con cierta parsimonia y al llegar al parking de bicis comenzó a quitarse el neopreno. Como los tiene cuadrados, cuando casi había terminado de quitarse el neopreno, se dió cuenta de que tenía el sensor de tiempo atado al tobillo! Vuelta a ponerse el neopreno, quitar el sensor, quitar el neopreno, vestirse para ir en bici…4 minutos y medio de transición! Generalmente, son 2 o 2 y medio…Había perdido todo el tiempo que había ganado nadando.
En bicicleta el tío fue a tope, lo dió todo. Recuperó casi 50 posiciones. Al llegar al estadio no sabía dónde empezaba la zona de transición (donde es obligatorio ir a pie, sino, puedes ser descalificado); así que se bajó nada más entrar. 100 metros delante se encontraba la línea de transición, así que volvió a hacer el canelo, perdiendo 1 valioso minuto (por lo menos). Tras eso, se cambió (de nuevo con su pachorra, 2 minutos y medio por 1 y medio del resto) perdiendo de nuevo posiciones, y se dispuso a recorrer los 5 kms de carrera. Ahí, volvió a recuperar unas 10 posiciones para terminar la carrera en el puesto 102 de los 130 competidores de su edad, el 300 de 400 en la categoría de hombres.

A decir verdad, no está mal para haberla cagado desde el principio. Eso sí, el zagal estaba la mar de contento de haber podido terminar la carrera, y pagó todos los platos rotos de ser la primera vez que se lanzaba en este tipo de aventuras. De buen seguro, ha aprendido la lección y la próxima vez lo hará mejor, porque peor es imposible.